En esta etapa de novedades en el andamio, me toca iniciar un nuevo capítulo escribir en el blog de «El Andamio de Enfrente». Alguna de vosotras conocerá mi blog de relatos y cuentos lésbicos: «Lecturas Lésbicas»  (si no lo conocéis siempre podéis visitarlo) pero mi participación en este espacio será diferente, me toca redactar relatos eróticos para todas vosotras. Cincuenta sombras de Cuchi o sesenta o quizás sesenta y nueve… veremos hasta donde podré llegar

«Muérdeme»

Trabajar, llegar a casa, estudiar, chatear, sentarme a ver una película o el telediario, poner la radio con música de fondo… son actividades que forman parte de mi rutina diaria, esperar a que llegue el fin de semana para bailar con mis amigas o ir al cine también forma parte de ese ciclo costumbrista que de un modo u otro me hacen feliz.
Pero dentro de esa simple forma de vivir existe algo que hace que se aceleren todos mis sentidos, que provoca que anhele a cada segundo que todas esas costumbres desaparezcan de golpe, hay algo que consigue que no quiera hacer todo lo antes mencionado, hay algo que no quiero que desaparezca nunca, algo que siempre deseo y que me hace pedir más: tus manos, tu boca, tu lengua, tus dientes… 

Recuerdo la última vez, quizás la primera, la de ayer o la de hoy por la mañana, ya no lo sé, mis sentidos están nublados, te deseo…  tanto que tengo un regalo para ti… si, un regalo especial, es algo que te esperará en la cama esta noche.. mi cuerpo, yo, entera y para ti… He comprado algo para ti, unos simples pañuelos de seda, unas velas y un poco de chocolate líquido…

Te esperaré desnuda, no tendré frío, por el contrario, mi cuerpo quema. Iluminaré el dormitorio con las velas, sé que te gusta verme. Pondré los pañuelos cerca de mi cuerpo, me gusta sentir el tacto de la seda sobre mi piel, o sobre mis muñecas… ¿El chocolate? Recuerda, soy tu regalo, puedo ser tu postre nocturno.

Solo te pediré algo a cambio, que me beses primero, despacio… te pediré que recorras mi boca con tu lengua, te pediré que mientras, acaricies mis pechos con tus manos suaves y expertas, te pediré que te subas encima de mi para sentir tus pezones rozando los mios, tu humedad mezclarse con la mia… Te pediré que me arañes, que entres en mí solo como tu sabes hacerlo… te pediré que me abraces y te pediré que me muerdas. Por favor, muérdeme.

Eres capaz de llevarme a donde nadie me ha llevado nunca, eres capaz de  hacerme correr una y otra vez, deseo que esta noche lo hagas, veré como te puedo corresponder

A cambio te daré todo lo que quieras… comienzan nuestras sesenta y nueve sombras… en pasado, en presente o en tercera persona, quien sabe.. ¿me acompañas en esta aventura? ¿me darás lo que te pido?

Cincuenta sombras de Cuchi: «Muérdeme»

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