Cap-6 No se lo cuentes a nadie, por favor!
Entonces un mensaje de WhatsApp desde un número desconocido me decía;
«No se lo cuentes a nadie, por favor!»
Miré mi BlackBerry durante unos segundos y antes de contestar consulté el registro de llamadas. Pero no había ninguna novedad, de hecho era imposible que la hubiese usado nadie, mi BlackBerry tiene contraseña y es inaccesible, excepto para Sofía. Ella sí sabe la contraseña, sabe hasta mi contraseña en las redes sociales, y yo las de sus perfiles. Somos como una, como hermanas, como una pareja que no lo es. Sin duda es mi mayor prioridad en la jerarquía de importancia, por eso es mi BAE.
Pero volviendo al mensaje…
Pensé un rato en el origen y el significado de aquel mensaje, cuando me llegó otro mensaje.
«Le he pedido tu teléfono a Miguel Ángel, el director deportivo de tu club, haciéndome pasar por alguien de la aseguradora de la federación y diciendo que era para pedirte una cita. No ha sido nada complicado, la verdad. Pero no quería pedírselo a Isa, ni a nadie más… porque me harían preguntas y no quiero que nadie lo sepa. Confía en mí, igual que hiciste esta noche pasada y te lo explicaré muy pronto. Un beso. Luz.»
Bueno, ya sabíamos de quién era… y teníamos una idea de lo que significaba.
La chica había sabido intrigarme y me había dejado inmersa en un misterio del que costaría salir. ¿Se lo podría contar a Sofía? Ella era mi BAE y siempre lo había sabido todo, es más, seguramente se daría cuenta de que pasaba algo que no le estaba contando, me conoce demasiado bien, sabe leerme los ojos.
Los cerré y pensé en ello. Pero me quedé dormida.
Me desperté con el timbre de la puerta, eras las cuatro y media de la tarde, pasadas. Me desperecé, abrí los ojos lo más que pude y miré la BlackBerry, tenía un montón de mensajes sin leer. La eché en la mesita de noche y dí un grito al tiempo que me levantaba en equilibrio y tomaba las muletas para ir hasta la puerta. Y la abrí para que entrase Bea, me dijo que venía un poco antes para poder irse un poco antes, porque le había surgido algo. Entonces entendí, era Sofía la que llegaba tarde, ella dijo a las 16:30h y eran casi menos cuarto.
Beatriz tomó el aspirador y la escoba, el recogedor y una bolsa de basura, se puso a limpiar el salón y poco después entró Sofía con sus propias llaves. Cuando alquilé el piso una de las condiciones que puse es que me dieran dos juegos, para poder darle uno a ella. Y desde entonces ella siempre ha tenido su juego de llaves y la libertad de ir a mi casa cuando le ha apetecido. Sofía dijo que limpiaría el baño y pondría la lavadora, con las sábanas y alguna otra ropa que tenía yo para hacer la colada.
Estuvieron un par de horas limpiando y recogiendo todo, lo dejaron más limpio que antes de la fiesta.
Hubo una sorpresa con la que no contaba cuando Sofía fue a dejar o coger algo del armario de la entrada. Había un disfraz de jugadora de fútbol americano colgado en una percha. Me hice la loca y no contesté… Sofía me miró con una cara de expresión extraña (yo sabía que ella se estaba dando cuenta de que no me apetecía contar «algo» relacionado con aquella súper camiseta y el casco) pero siguió haciendo sus cosas, aunque me volvió a mirar a los pocos segundos, con la misma mirada (quería decir «no me tomes por tonta, sé que hay algo, cuando no esté Bea me lo vas a contar») y fue algo que repitió varias veces.
Bea se fue cuando quedó todo en órden y me dio un abrazo;
– A ver si vuelves pronto a la pista y te veo jugar, que tanto sales en la prensa que es una pena no haberte visto todavía en un partido. Y si necesitas cualquier cosa, como ahora, no dudes en llamar, para lo que te haga falta, como si necesitas que venga a cocinar, me das las instrucciones y hago lo que me vayas diciendo.
Se lo agradecí y se fue…
Entonces Sofía se me acerca y me dice:
– ¿Estás cómoda en el sofá?
Y me río, pero su cara es tan seria que sin duda no es el momento de reírse.
– No te lo puedo decir, pero tienes razón que encierra una historia. En serio, todavía no sé por qué, pero me han dicho que no se lo diga a nadie y eso me temo que te incluye a ti, aunque tú tengas todas mis claves. Serás la primera en…
Blong
Sonó la BlackBerry en el cuarto y Sofía salió casi disparada a buscarla.
(Continuará…)
«Hay una luz en el baño»por Antía Trans