Cap-2                         La puerta se abrió y apareció una chica que irradiaba luz

Sintonizamos bien, hablamos de esos complejos un rato, yo los propios de una transexual, ella los propios de una campeona de halterofilia deportista desde muy joven. Reímos y sin darnos cuenta acabamos recostadas en el sofá la una sobre la otra.
Sus brazos hercúleos me abrazaban con tal firmeza que jamás pensé sentirme tan cómoda y segura en manos de alguien así, las chicas con las que había estado hasta ahora siempre eran menudas, delgadas y con poco contorno. Ella en eso me ganaba, que ya es decir. De hecho surgió el tema, se puso de rodillas con sorprendente habilidad, se disculpó por estar calzada, le dije que daba igual. Estaba sentada sobre mis muslos, tan arriba como le era posible y mirándome de frente me dijo si quería probar a adivinar la talla de su sujetador. La agarré con las manos por los laterales de su torso y con suavidad tiré de ella hacia mí. Hasta que perdimos el equilibrio y terminamos horizontales en el sofá, con las caras pegadas y mudas, en un silencio abrupto (pero cómodo) y lo dejamos que durase un poco, hasta que su pelo, un mechón, cedió a la gravedad y vino a golpearme en los ojos. Lo que nos hizo reír, pero en medio de la risa nos besamos. Y al besarnos ella se desprendió de su camiseta y empezó a hacer lo propio con la mía… le paré las manos y le dije que se descalzase, momento que aproveché y me quité la camiseta yo misma, para evitar todavía la sorpresa que antes o después, por ese camino que iban las cosas, iba a descubrir… una vez descalza apagó la lamparita y regresó a la misma posición del primer beso. Y repetimos, relajándonos y dejando que nuestros brazos compitieran por abrazar más y más a la otra.
Me desperté en la cama de la habitación de invitados, tenía puestas mis mallas de la equipación de voleibol, solamente… y la habitación tenía la persiana levantada, había dos chándal en el suelo, varias camisetas, una de ellas no era mía, era blanca (yo no uso ese color debido al tatuaje de la espalda, que nunca quiero que se calque a través de la ropa)… y había unas bragas que, sin duda, no eran mías… imposible de ese tamaño… unos shorts vaqueros de color negro y un sujetador deportivo que no alcanzaba desde la cama, ¿qué había pasado?
¡Yo di una fiesta, pero…!
Entonces la puerta se abrió y apareció una chica con mi camiseta de voleibol y una bandeja con dos desayunos… irradiaba una luz que no había visto jamás. Su nombre, Luz, claro… 33 años, atleta, campeona de halterofilia, corredora y ciclista ocasional y nadadora de travesías. Su otro deporte preferido, claro, de ahí que en Galicia sólo lo practique en verano. Su pelo largo, moreno, liso como jamás habría imaginado, excepto en películas japonesas. Le falta una muela, pero ni se le nota, ni se le ve, me lo confesó cuando empezamos a confesarnos cosas esta madrugada.
Le pregunté, no estaba segura; – ¿Qué ha pasado entre nosotras?
Y me dijo que lo habíamos pasado bien, sintonizamos después de la fiesta, hablamos mucho, nos besamos un rato en el salón, hasta que a ella le dio por levantarme en brazos y traerme a la cama. Me dijo que mi cama era muy estrecha, la verdad es que sí, con esta complexión se queda corta para nosotras dos, mide 1’05m. Luego me preguntó si ya me acordaba del resto, repetí una vez más que no, que estaba muy cansada y que dormí profundamente. Me miró a los ojos y me dijo: – La verdad es que pareces sincera, pero me resulta tan extraño que no recuerdes lo otro que pasó. Le insistí en que no, que no me acordaba, lo cual me hizo pensar en algo prácticamente imposible. ¿Habríamos tenido relaciones sexuales? Y dijo que era mejor así; – La verdad es que si no te acuerdas es mejor que no te lo diga. Tampoco tiene la más mínima importancia.
– Mira, Luz, si esta madrugada ha pasado algo entre nosotros, haya sido bueno, o malo, y no me acuerdo porque estaba inmensamente cansada y me desplomé, más allá de dormirme, creo que es mejor que me lo cuentes. ¿Acaso, que no creo, mantuvimos relaciones sexuales?
(Continuará…)

«Hay una luz en el baño» por Antía Trans

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